Etiquetado alimentario: cómo leerlo correctamente

Ingredientes, alérgenos, información nutricional, fechas...¿sabes leer las etiquetas de lo que comes? Todo sobre el etiquetado alimentario.

¿Sabes lo que comes?: la importancia del etiquetado de alimentos

Cada vez existen más productos a nuestro alcance en el mercado y cada vez, se hace más importante el etiquetado de los productos para saber que comemos y si ha sido tratado, qué procesos de elaboración ha pasado ese producto. 

El etiquetado alimentario está regulado a nivel europeo a través del Reglamento (UE) nº 1169/2011 sobre el suministro de información alimentaria a los consumidores que entró en vigor el 13 de diciembre de 2014. 

¿Tu también tienes dudas cuando lees la etiqueta de un producto? Te las resolvemos a continuación. 

¿Qué es el etiquetado alimentario y por qué es importante?

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición define el etiquetado de alimentos como el principal medio de comunicación entre los productores de alimentos y los consumidores finales. Constituye para los consumidores, una herramienta clave para permitir a los consumidores realizar elecciones informadas sobre los alimentos que compran y consumen. El etiquetado también actúa como medida de control en seguridad alimentaria.

La etiqueta es una parte fundamental del producto, sirve para identificarlo, describirlo, diferenciarlo, dar un servicio al cliente y por supuesto, cumplir con las leyes, normativas o regulaciones establecidas para cada industria o sector.

¿Qué información debe incluir según la ley?

El etiquetado alimentario, por ley, debe contener como mínimo los doce aspectos descritos a continuación.

1. Denominación del alimento:

Como su propio nombre indica, la denominación define qué es exactamente el producto que se ofrece. Debe incluir la denominación legal del alimento, y si ésta no existe, se utiliza la denominación habitual o descriptiva, de forma que podamos saber en todo momento de qué se trata.

La denominación legal de un alimento también está prescrita en las disposiciones de la Unión Europea o en su defecto, en las leyes, reglamentos y disposiciones administrativas del Estado miembro en el que el alimento se vende al consumidor final.

La denominación habitual es cualquier nombre que se acepte como denominación del alimento, de manera que los consumidores no necesiten ninguna otra aclaración.

La denominación descriptiva es cualquier denominación que proporcione una descripción del alimento y, en caso necesario, de su uso. Debe ser lo  suficientemente clara para que los consumidores conozcan la verdadera naturaleza  del producto y puedan distinguirlo de otros.

2. Ingredientes:

En la etiqueta deben incluirse todos los ingredientes del producto en orden decreciente en función de la cantidad que incluya. Es decir, el ingrediente que esté delante será el que en más cantidad haya en un alimento. Además se deben incluir las sustancias o productos que se utilizan en la fabricación del alimento y que permanecen en el producto final.  ¡Una pizca de lógica! No es obligatorio indicar los ingredientes en algunos productos, como por ejemplo los productos de un solo ingrediente como frutas, verduras y cereales y granos cuya denominación indica un único ingrediente como por ejemplo la lenteja dupuy.

3. Alérgenos:

Parece obvio por qué detallar este punto es importante para los consumidores ¿verdad? Las intolerancias y las alergias alimentarias afectan cada vez a más personas, sobre todo a los menores. Solo en el caso de la celiaquía, aumenta un 15 % cada año. ¡Ojo! Cuidado con las etiquetas gluten free. ¡Que no te la den con queso! En el etiquetado es obligatorio mostrar aquellas sustancias susceptibles de causar alergia o intolerancia en una tipografía diferente. En 2005 se aprobó el Real Decreto 2220/2004 en el que se obligaba a que en las etiquetas de alimentos se informasen de la presencia (aunque fuese en cantidades ínfimas) de 12 alérgenos:

  • Cereales con gluten (harina de trigo, avena, centeno, etc).
  • Crustáceos y derivados (como el surimi).
  • Huevo (incluídos los productos que puedan contener tan solo trazas).
  • Pescado.
  • Cacahuetes (o sus trazas).
  • Soja (o su aceite).
  • Leche y derivados (lactosa proteínas de leche).
  • Frutos de cáscara (nueces, avellanas, pistachos…).
  • Apio.
  • Mostaza.
  • Sésamo.
  • Sulfitos y dióxido de azufre.

En 2006 se añadieron 2 alérgenos más:

  • Altramuces y derivados (como su harina).
  • Moluscos y derivados (surimi).

4. Cantidades:

La cantidad de producto se expresa en litros, centilitros, mililitros, kilogramos o gramos, según el tipo de producto. Además, si un alimento sólido se vende con un líquido de cobertura (por ejemplo: unos espárragos en conserva o unos lomos de bonito en aceite), se debe indicar tanto el peso total como el peso neto escurrido. Si el alimento está glaseado, como por ejemplo el pescado congelado, el peso neto declarado no deberá incluir el porcentaje de glaseado.

5. Fechas de caducidad o fecha de consumo preferente

La fecha de caducidad del producto es uno de los datos que solemos tener más en cuenta al realizar la compra y también uno de los más confusos. 

La fecha de caducidad indica cuándo un alimento deja de ser seguro para el consumo desde el punto de vista sanitario. A partir de esa fecha el producto no se debe ingerir. Debe indicarse en productos muy perecederos, como el pescado fresco, la carne picada, productos al vacío o pasteurizados: «fecha de caducidad…» seguido del día/mes y en ocasiones el año.

La fecha de consumo preferente indica hasta qué fecha el alimento mantiene intactas sus propiedades, siempre y cuando el envase no se haya abierto. A partir de esa fecha, el producto empieza a perder algunas de sus cualidades físicas, pero su consumo sigue siendo seguro. Se indica en productos como sopas, legumbres, aceite, productos desecados (pasta, arroz) y productos esterilizados (enlatados) como las conservas. Se indica con el texto «consumir preferentemente antes del…» seguido del día/mes/año o «consumir preferentemente antes del fin de…» seguido del mes/año o solo el año.

6. Información nutricional 

Quizás sea la parte más compleja de leer todo el etiquetado y a la vez, la más importante. La información nutricional incluye el valor energético y las cantidades de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal que contiene por 100 gramos o 100 mililitros de producto.

El valor energético debe contabilizarse tanto en kilojulios como en kilocalorías. Los nutrientes deben aparecer en gramos o microgramos (µg). A partir de una dieta promedio de 2.000 kilocalorías, se establece el “Valor de Referencia de Nutrientes” (VRN) para todas las sustancias, expresión que sustituye a“Cantidades Diarias Recomendadas” (CDR).

Esta información puede completarse con datos sobre el contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria y cualquier vitamina o mineral.

7. Condiciones de conservación y utilización

Abrir aquí, cierre de seguridad, consérvese en lugar fresco y seco, seguro que te suenan estas expresiones de los productos. No son casualidad, la ley también obliga a especificar las condiciones de conservación y utilización en el etiquetado del producto para permitir su consumo en las mejores condiciones.

8. Modo de empleo

¿De qué forma debe emplearse el producto? Si lo requiere, ¿cuánto tiempo debe calentarse en el microondas y en el horno?

 Debe indicarse de forma que permita un uso apropiado del alimento, en caso de que fuese difícil sin esta información.

9. Empresa

En la etiqueta debe aparecer la empresa responsable de la información alimentaria, es decir, el operador con cuyo nombre o razón social se comercialice el alimento en la Unión Europea.  En caso de que la empresa no esté establecida en la Unión, debe indicarse el importador del alimento al mercado de la Unión.

10. País de origen o procedencia

Es obligatorio especificar el país de procedencia en las carnes envasadas de ovino, porcino, caprino y aves de corral. 

11. Lote

Se entiende como lote un conjunto de unidades de venta de un producto alimenticio producido, fabricado y envasado en circunstancias prácticamente idénticas.

12. Grado de alcohol

En las bebidas que tengan más de un 1,2 % debe indicarse el volumen de alcohol en porcentaje («% vol»).

Llegados a este punto, seguro que tienes mucho más claro cada dato del etiquetado alimentario. Son muchos sí, pero todos ellos son relevantes para tu seguridad como consumidor. 

¿Cómo interpretar la información nutricional en función de cada persona?

En 1990, se estableció la Ley de Nutrición y Etiquetado en EEUU. El nuevo etiquetado permitió a los consumidores comparar las cantidades de grasas saturadas, sodio, vitaminas y minerales, entre otros nutrientes, con los valores diarios recomendados (CDR).

Las necesidades calóricas varían de acuerdo al sexo, edad y nivel de actividad. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) se basó en encuestas de consumo y estimó una media de consumo de 2.350 kilocalorías que bajó a 2.000 kilocalorías por recomendación de los nutricionistas. 

Una dieta de 2000 Kcal es una dieta con un valor energético adecuado para una persona adulta y con un nivel de actividad física leve.

Cantidades recomendadas en una dieta de referencia de 2.000 kilocalorías son:

Valor energético: 8400 kJ. / 2000 kcal. 

  • Hidratos de carbono: 300 g
  • Grasa total: 70 g. 
  • Azúcares: 90 g. 
  • Proteínas: 50 g. 
  • Ácidos grasos saturados: 20 g. 
  • Sal: 6 g. 
  • Vitamina A: 800 μg. 
  • Vitamina D: 5 μg. 
  • Vitamina E: 12 mg. 
  • Vitamina K: 75 μg. 
  • Vitamina C: 80 mg. 
  • Tiamina: 1,1 mg. 
  • Riboflavina: 1,4 mg. 
  • Niacina: 16 mg. 
  • Vitamina B6: 1,4 mg. 
  • Ácido fólico: 200 μg. 
  • Vitamina B12: 2,5 μg. 
  • Biotina: 50 μg. 
  • Ácido pantoténico: 6 mg. 
  • Potasio: 200 mg. 
  • Cloruro: 800 mg. 
  • Calcio: 800 mg. 
  • Fósforo: 700 mg. 
  • Magnesio: 375 mg. 
  • Hierro: 14 mg. 
  • Zinc: 10 mg. 
  • Cobre: 1 mg. 
  • Manganeso: 2 mg. 
  • Fluoruro: 3,5 mg. 
  • Selenio: 5,5 μg. 
  • Cromo: 40 μg. 
  • Molibdeno: 50 μg. 
  • Yodo: 150 μg.

¿Qué es el etiquetado frontal Nutriscore?

El reglamento de la Unión Europea de 2011, que hemos mencionado al principio, dejó la opción a cada Estado, y a la industria, de desarrollar un esquema propio, voluntario para los fabricantes, para sintetizar estos datos a modo de advertencia en la parte delantera del envase, en inglés FoP (Front-of-Pack).

Francia desarrolló Nutriscore, un sistema de etiquetado frontal que califica el valor nutritivo del producto en una escala de 5 colores y niveles con letras (A, B, C, D, E) que indican el producto más favorable en términos nutricionales (letra A, color verde) y el menos favorable (letra E, color rojo.)

En 2018, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social anunció la progresiva implantación de Nutriscore en España. Aunque no era obligatorio, muchas empresas se acogieron a este sistema.  Ahora en 2020, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), organizaciones científicas (Colegio de Dietistas y Nutricionistas de Cataluña (CODINUCAT), Sociedad Catalana de alimentación y Dietética Clínica (SCADC), Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN)) y un grupo de empresas de alimentación y distribución solicitan la implantación obligatoria del sistema de etiquetado Nutriscore. También se está estudiando la implantación a nivel europeo. 

Nutriscore también cuenta con limitaciones importantes, como por ejemplo:

  • No distingue entre las grasas buenas y las malas. El Aceite de Oliva Virgen Extra tiene una calificación Nutriscore D lo que lo sitúa como un alimento de mala calidad nutricional. 
  • No tiene en cuenta el grado de procesado de los alimentos. La Coca-Cola Zero por ejemplo está etiquetada con una B, clasificándola en los alimentos con buena calidad nutricional. 
  • Sólo permite comparar alimentos dentro de una misma categoría, cuando los consumidores deberían poder comparar alimentos de categorías diferentes que se puedan usar como sustitutivos.  

¿Para qué sirve Nutriscore? 

Nutriscore permite al consumidor comparar tanto productos de la misma categoría y como productos de diferentes categorías. Por ejemplo, varias pizzas de sabor cuatro quesos o cereales y bollería para el desayuno. 

¿Qué objetivos tiene Nutriscore? 

El etiquetado frontal Nutricore pretende conseguir un triple objetivo:

  • informar al consumidor de la calidad nutricional de los alimentos, permitiéndole seleccionar aquel con una mejor calidad nutricional o no, pero estando informado 
  • invitar a la industria a mejorar la calidad nutricional de sus alimentos
  • reducir la exposición de los consumidores a factores de riesgo frente a enfermedades no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares o diabetes reduciendo los factores de riesgo del cáncer.

La información es poder, y, como hemos dicho al principio, en el mercado cada vez hay más productos que se ofrecen al consumidor. Conocer los datos y poder identificar claramente la calidad de los productos que se nos ofrecen, debe ser una razón de peso para decantarnos por las opciones más saludables. Saber leer el etiquetado alimentario de productos es importante no solo para la prevención de alergias o intolerancias si no para la prevención de enfermedades futuras a través del control diario de la dieta.

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