¿Cómo elegir tu mejor crema hidratante? Consejos y cuidado para tu piel

Descuidar la piel puede causar deshidratación y falta de elasticidad. Descubre cómo cuidar fácilmente y cómo elegir la mejor crema hidratante para ti.

Cuida tu piel: aprende a elegir la mejor crema hidratante para ti

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, nos conecta con el exterior y actúa como barrera protectora, protege al organismo de factores externos como bacterias, sustancias químicas y temperatura. 

Una piel deshidratada es una piel con falta de agua. La deshidratación puede afectar a todos los tipos de piel, incluidas las pieles grasas. 

La piel se divide en tres capas principales: la epidermis que es la capa más externa, la dermis y la hipotermia. Cada una de ellas está formada por varias subcapas.

Nuestra piel va perdiendo agua a lo largo del día, por eso es importante ayudarla a mantener los niveles que necesita. Una piel deshidratada puede provocar tirantez, picor, pérdida de resplandor y bienestar ¡incluso se puede pelar!. Al estar mal hidratada, la piel ya no desempeña correctamente su función de barrera.

Pieles grasas, mixtas, secas… la piel es un mundo y como tal debemos cuidarlo. Conozcamos la piel más a fondo y las causas, consecuencias de una mala hidratación corporal y cómo actuar ante la deshidratación dérmica. 

¿Por qué se deshidrata la piel? 

Cualquier tipo de piel, incluso la piel grasa, en un momento puntual puede verse afectada por la sequedad y la deshidratación. Respecto a las causas de la deshidratación podemos diferenciar factores internos, propios del organismo, y factores externos, relacionados con un cuidado deficiente de la piel. 

Causas internas de la deshidratación de la piel:

  • Un aporte insuficiente de agua
  • Un desequilibrio alimentario
  • La carencia de vitaminas en la dieta
  • Patologías que provocan una pérdida exagerada de agua (vómitos, hemorragias, dermatosis…)
  • La ingesta de determinados medicamentos (retinoides, laxantes, diuréticos…)
  • El abuso del alcohol y el tabaco
  • El estrés

Causas externas de la deshidratación de la piel:

  • La exposición a temperaturas extremas 
  • La aplicación de productos inadecuados 
  • Un ambiente excesivamente seco o contaminado
  • Contacto habitual con determinados productos (disolventes orgánicos, detergentes, productos alcalinos, cemento…)

Síntomas de la deshidratación de la piel

¿Cómo podemos detectar si nuestra piel está deshidratada? La sensación de tirantez y de falta de elasticidad en la piel son síntomas evidentes de la deshidratación. Es una sensación localizada y puntual, si se trata correctamente, que se acentúa después del aseo y que puede ser predecesora de la aparición de escamas. Dependiendo del grado de deshidratación se percibirá una sensación más o menos intensa de tirantez.

La falta de suavidad es otro de los síntomas que nos puede ayudar a detectar la escasez de agua en nuestra piel. Si empieza a descamarse como si se estuviese pelando y genera picores, rugosidad e irritación, es síntoma de la deshidratación.

La piel deshidratada tiende a generar menos granitos o imperfecciones pero también tiene más probabilidad de presentar arrugas por un envejecimiento prematuro. Este es otro síntoma que se puede asociar a la deshidratación de la piel.

En el rostro la deshidratación se puede hacer más evidente al notar la piel apagada, sin vitalidad o las ojeras muy pronunciadas. 

Edades para cuidar la piel

Cuando somos bebés nuestros padres cuidan, protegen e hidratan nuestra piel con cremas y masajes corporales para evitar irritaciones. Durante la niñez se centran en proteger nuestra piel del sol y en hidratarla si es necesario. 

En la adolescencia nos topamos con grandes cambios hormonales y con el temido acné, para lo que se recomiendan cremas que hidraten y al mismo tiempo regulen el exceso de secreción sebácea.

Una vez superamos esta etapa nuestra piel luce estupenda con la hidratación habitual del organismo y manteniéndola limpia, aunque la juventud es la edad ideal para empezar con tratamientos preventivos del envejecimiento de la piel.  

A raíz del estudio sobre envejecimiento de la piel, la Academia Española de Dermatología y Venereología recomienda usar a partir de los 25 años cremas hidratantes e incluso cremas con ingredientes antioxidantes como la vitamina C, uno de los componentes esenciales de la dermis. 

Alrededor de los 30 empiezan a aparecer las primeras líneas de expresión en el rostro. A partir de los 35 años es muy recomendable empezar a usar una crema antiarrugas día y noche, con ingredientes que previenen el envejecimiento, como la vitamina E o la rosa mosqueta. Usar un exfoliante o una mascarilla al menos una vez por semana te ayudará a eliminar las células muertas de la superficie de la piel y acelerará su renovación.

A partir de los 50 años debemos tener en cuenta los efectos de la menopausia en la piel. 

La recomendación a partir de los 60 años son cremas que actúen sobre la arruga, pero también sobre la flacidez y el descolgamiento. Además, deben proteger convenientemente, ya que los sistemas de defensa propios de la piel a esta edad están deteriorados y por tanto, todas las estructuras son más vulnerables. 

La importancia de la hidratación facial

Como ya hemos comentado, la cara es quizás la parte del cuerpo donde se hace más evidente la deshidratación de la piel. También es la parte que más nos preocupa. Un rostro apagado y con ojeras pronunciadas delata la escasez de agua en la superficie cutánea, pero, ¿cómo debemos hidratarnos la cara? ¿Qué tipo de crema debemos usar? ¿Cómo y cuándo debemos aplicárnosla? Vayamos paso a paso. 

  • ¿Es lo mismo crema hidratante, crema humectante y crema nutritiva?

No. Así que, ojo con las cremas que te aplicas porque puede que no te den el resultado que esperas. 

La crema hidratante está indicada para aportar agua a las células de la piel. Estas cremas actúan en las capas profundas de la piel y por lo general, contienen sustancias activas como vitaminas, sales, minerales, etc. Se recomienda su aplicación por la mañana, con la piel limpia y seca, para dar un aporte extra de humedad. Protegen de las agresiones externas diarias como: frío, viento o sol.

La crema humectante actúa como barrera protectora en la piel con la función de evitar la evaporación del agua que contiene el tejido. Favorece la captación de agua del medio ambiente y ayuda a restablecer el manto ácido de la piel para protegerla de enfermedades cutáneas y de los factores dañinos del medio ambiente.

La crema nutritiva aportan a la piel lípidos, formaciones moleculares que sirven de reserva energética a la piel a las que llamamos comúnmente y de forma incorrecta “grasas”. Se suelen aplicar por la noche para intensificar sus efectos.

  • ¿Cómo elegir la mejor crema hidratante para la cara?

Saber que tipo de piel tienes es el primer paso para elegir correctamente una crema facial hidratante. 

La piel seca es consecuencia de la escasa actividad de las glándulas sebáceas, que provoca una falta de hidratación favoreciendo una aparición temprana de arrugas y líneas de expresión. Es una piel muy fina, con los poros cerrados, poca elasticidad y apariencia de tirantez que tiende a la descamación, el enrojecimiento y las irritaciones.

Para la piel seca se recomiendan las cremas hidratantes más densas ya que son las que mejor combaten la sequedad, gracias a la cantidad de aceites naturales y a su buena absorción a través del tejido cutáneo.

La piel mixta o normal se caracteriza por tener partes con zonas normales o secas con otras zonas grasas. Los poros cerrados, el tono uniforme y aspecto brillante en la zona «T» también son son rasgos característicos de las pieles mixtas. 

Para la piel mixta se recomiendan cremas que hidraten la piel pero que no sean demasiado grasas. La clave está en el equilibrio. Lo mejor para este tipo de piel son cremas o geles que no contengan aceites. 

Las pieles grasas tienen un aspecto brillante, textura irregular y los poros dilatados. Este tipo de piel es propensa a generar puntos negros y espinillas.  Este tipo de pieles envejecen más lentamente manteniendo un aspecto joven durante más tiempo.

Para pieles grasas lo mejor es una crema hidratante de base acuosa, libre de aceites para reducir el exceso de grasa y evitar que las partículas de contaminación se adhieran a la piel y obstruyan los poros.

Si tu problema son las manchas en la piel puedes recurrir a otros tratamientos como los aceites esenciales.

  • ¿Cuándo nos ponemos la crema hidratante?

Ahora que ya sabes que tipo de crema hidratante te conviene por tu tipo de piel vamos a ver cuándo y cómo usarlas. 

Una rutina de belleza adecuada tiene dos fases, la rutina de la mañana y la rutina de la noche. 

Por la mañana debes limpiar el rostro, aplicar un tónico para equilibrar la piel, seguir con un serum hidratante, luego la crema hidratante de día, contorno de ojos y finalizamos con el  protector solar. Si si, protector solar también en invierno. 

Por la noche debes repetir el procedimiento, incluyendo en la limpieza la eliminación del protector solar y del maquillaje si lo usas. 

  • ¿Cuánto nos ponemos de crema hidratante?

A la hora de aplicar una cantidad de crema podemos pecar por exceso, creyendo que los resultados llegarán antes y serán mejores o por defecto, pretendiendo ahorrar crema y dejando sin cubrir correctamente algunas partes de nuestra cara. 

Lo recomendado es una cantidad similar al tamaño de una moneda de 5 céntimos, así tendrás suficiente para cubrir toda la piel pero no en exceso para desperdiciar.

  • ¿Cómo aplicar crema hidratante?

¡Atención!  Para una mejor absorción de la crema hidratante, lo ideal es extenderla desde la parte inferior de la cara hacia la superior haciendo círculos con los dedos, estimulando así la circulación sanguínea. 

La importancia de la hidratación corporal

Aunque los signos sean más visibles en el rostro, debemos realizar también una correcta hidratación corporal. 

El mantenimiento de la piel no es solo cuestión de belleza o estética, sino que es una cuestión de salud. Una piel bien hidratada puede prevenir la aparición de enfermedades y evitar la entrada en nuestro cuerpo de microorganismos perjudiciales para nuestra salud. 

La pérdida o escasez de agua provoca en la piel la alteración de las propiedades bioquímicas y biomecánicas en la epidermis y dermis, lo que a su vez acelera el proceso de envejecimiento cutáneo y la pérdida de flexibilidad, provocando la fragilidad y flacidez en la piel, un aspecto opaco, acartonado, la sensación de tirantez y el tacto rugoso y áspero. 

¿Cómo podemos mantener la piel hidratada?

Al igual que con las rutinas faciales, para evitar las consecuencias de la piel corporal deshidratada, debemos seguir unas pautas y consejos. 

  • Consejos 

    • Bebe, como mínimo, un litro y medio de agua al día para mantener un correcto funcionamiento de tu piel. 
    • Cuida tu alimentación, lleva una dieta equilibrada y variada en proteínas, vitaminas y ácidos grasos.
    • Evita el tabaco y el alcohol: la nicotina provoca la contracción de los vasos sanguíneos, disminuyendo el flujo de sangre y provocando la acumulación de sustancias nocivas. Mientras que el alcohol reduce los niveles de oxígeno de nuestra sangre y la producción de colágeno, además de los niveles de vitamina A, contribuyendo ambos a un envejecimiento prematuro de la piel. 
    • Duerme bien, al menos 8 horas. El sueño afecta a la producción de colágeno, el principal componente de nuestra piel.
    • No abuses del sol, es el mayor responsable de la pérdida de agua en nuestra piel. Aplica siempre protector solar antes de salir de casa y repite la aplicación cada dos horas. 
    • Aplica crema corporal después de la ducha, aún con la piel húmeda, para que la absorción sea eficiente. Lo ideal es aplicarla dos veces al día. 
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    Alimentos que cuidan la piel 

Si, la dieta también influye en la salud de nuestra piel. Aunque no hay muchas investigaciones al respecto si se considera que los alimentos con alto contenido de antioxidantes tienen un efecto protector para la piel.  

Se recomienda llevar una dieta rica en  frutas y vegetales, consumir productos lácteos bajos en grasa o sin grasa e incluir nueces, semillas y legumbres en nuestros platos. Para los panes y pastas, mejor que sean integrales. 

Limita los dulces. Una dieta alta en azúcares procesados o refinados, u otros carbohidratos y grasas no saludables pueden favorecer el envejecimiento de la piel.

Cuidar la piel no se puede reducir a una cuestión de belleza o de estética, ni podemos centrar toda nuestra atención en el rostro, sino que, como hemos visto es un proceso que afecta a todo el cuerpo y en el que intervienen factores como el estilo de vida o la alimentación. Por suerte, mantener una piel limpia e hidratada es fácil.

Ahora que sabes cómo elegir los productos según tu tipo de piel, cómo seguir las rutinas de hidratación y qué hábitos y alimentos son recomendables para cuidar tu piel, solo es cuestión de crear tu propia rutina de cuidado.

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