¿Son aconsejables los cereales en el primer año de vida?

¿Deben tomarse cereales en el primer año de vida? Y si son aconsejables ¿Qué tipo de cereales son mejores para los bebés? ¡Conoce el consejo farmacéutico!

Los cereales en el primer año de vida

La introducción de los cereales en la alimentación de un bebé lactante oscila entre los 4-6 meses de edad y es el pediatra el que indica el momento oportuno según se esté desarrollando el crecimiento del niño. Los primeros cereales a introducir deben ser sin gluten (arroz, maíz, quinoa…) y posteriormente, normalmente a partir del  7º mes, se introducen cereales con gluten (trigo, avena, centeno, cebada…).

Ingredientes como la fruta y el yogur se introducen cuando el pediatra lo indique.

Otros ingredientes como cacao o frutos secos no se introducen hasta el año de edad ya que son más alérgenos. Algunos pediatras recomiendan introducir el gluten antes de los 7 meses si la madre está dando lactancia materna ya que se minimiza el riesgo de alergias e intolerancias.

Recomendaciones básicas en nutrición

La ESPGHAN (Comité de Nutrición de la European Society of Pediatric Gastroenterology, Hepatology  and Nutrition) elabora las recomendaciones básicas de cuál debe ser la composición nutricional de las papillas de cereales. La recomendación adecuada es que el bebé tome un cacito de cereales, por cada mes que tenga, al día, es decir, si el bebé tiene 6 meses puede tomar hasta 6 cacitos de cereales al día.

Algunos fabricantes añaden ingredientes como oligosacáridos o inulina que tiene efecto prebiótico favoreciendo el crecimiento de una buena flora intestinal en el niño que favorece una buena digestión y hace de primera barrera de defensa frente a infecciones. Un ingrediente que no debe estar en las papillas es el azúcar, no deben llevar azúcares añadidos. Las texturas de las papillas también cambien con los distintos fabricantes, hay papillas que quedan más finas y otras hacen más grumos.

Hay laboratorios que elaboran papillas sin lactosa, sin gluten, sin huevo… que no contienen ni siquiera trazas y que se orientan a niños con problemas de alergias. Para conseguir esto, el laboratorio tiene que tener una planta de producción exclusiva para realizar las papillas sin alérgenos por lo que son más caras.

Los cereales normalmente usados en las papillas son: arroz, maíz, trigo, cebada, centeno, avena, sorgo y mijo. Actualmente, están saliendo al mercado, cereales infantiles con nuevos ingredientes como la quinoa.

La quinoa

La quinoa es un pseudocereal que aporta más cantidad de proteína que los cereales y, además, esa proteína es de un alto valor nutricional al contener todos los aminoácidos esenciales en las proporciones adecuadas para que se aproveche más. Es muy interesante destacar que la quinoa contiene mucho triptófano. El triptófano es muy importante en el bebé para desarrollar la capacidad intelectual y el crecimiento cerebral.

Las leches adaptadas se fabrican a partir de la leche de vaca que es rica en lisina y pobre en triptófano ya que, en el ternero, prima el crecimiento corporal, en el que interviene la lisina, sobre el crecimiento cerebral. Por esto, es interesante que los cereales infantiles contengan quinoa ya que compensamos el déficit de triptófano que tiene las leches adaptadas con las que se preparan normalmente las papillas de cereales.  Si, además, el bebé no puede beneficiarse de la lactancia materna, más motivos para elegir cereales infantiles que contengan quinoa. La quinoa aporta también gran cantidad de omega-3 que favorece el desarrollo intelectual del bebé. Es importante que los cereales con quinoa lleven una suplementación en tiamina (vitamina B1) ya que la quinoa aporta menos de la que necesita el niño.

Los cereales infantiles con certificación ecológica o BIO aportan beneficios extra. Para considerarse BIO todos los cereales que contienen deben provenir de agricultura ecológica. De esta manera se asegura que los cereales infantiles no contienen restos de contaminantes ni pesticidas usados en la producción agrícola no ecológica. También se asegura que los cereales infantiles no proceden de organismos modificados genéticamente (OMG).

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